NEW BRUNSWICK, NJ— A raíz de la retórica política anti-inmigrante del presidente electo Donald Trump, una contra-celebración de la diversidad de los Estados Unidos -y una fuerte oposición a sus políticas- ha florecido en New Brunswick.

Las protestas para demostrar apoyo a los inmigrantes – incluyendo una que atrajo a más de mil personas el 16 de noviembre – han priorizado en gran medida los temas de inmigración después de las elecciones.

Esa protesta fue anunciada como parte de un movimiento nacional en resistencia a la presidencia de Trump, la cual llama a que todas las universidades se conviertan en un “campus santuario,” descrito como “un lugar libre de temor a la deportación, donde Inmigración y Aduanas de los EE.UU. no es bienvenida.”

La acción fue la continuación de una tendencia que comenzó antes del Día de Elecciones, con una creciente serie de eventos políticos poco conectados que han activado la población estudiantil de la ciudad y profundizado su conexión con la comunidad de New Brunswick.

New Brunswick ha visto un aumento significativo en su población de origen mexicano, así como de Sur y Centroamérica durante los últimos veinte años. Muchos de ellos son ciudadanos, otros tienen algún tipo de residencia legal, pero muchos no tienen ninguna de esas opciones.

El mensaje de los manifestantes se articuló con un canto simple y atractivo utilizado en múltiples protestas desde las elecciones del 8 de noviembre: “No hay odio, ni miedo. Los inmigrantes son bienvenidos aquí.”

Pero las protestas también parecieron desplegarse hacia otros temas clave en que la comunidad local estaba en desacuerdo con Trump. Los cantos hacían referencia a las opiniones de Trump sobre el aborto, los derechos de los homosexuales y el cambio climático y mostraban apoyo para los refugiados, mujeres, el movimiento Black Lives Matter, y la tribu nativa americana que actualmente lucha contra la construcción de un oleoducto en Dakota del Norte.

Esta acción masiva del 16 de noviembre fue en realidad parte de un movimiento a nivel nacional que observó demostraciones en más de 100 campus universitarios.

Este movimiento trabaja para honrar y crear conciencia de los logros, sacrificios y contribuciones que los inmigrantes han hecho a lo largo de la historia americana, así como para proteger y empoderar a los inmigrantes que están aquí hoy en día.

La marcha de protesta también fue parte de un despertar y un nuevo enfoque del movimiento estudiantil en Rutgers, ya que las acciones en torno a temas de inmigración han disminuido alrededor del campus de College Avenue en este año electoral.

La reciente manifestación comenzó con cientos de estudiantes que salían de clase y acudían a Voorhees Hall, un centro histórico de activismo estudiantil. El mitin fue dirigido por organizadores afiliados al Movimiento Cosecha, y diferentes grupos de estudiantes a través del campus.

También la marcha atrajo el apoyo de otros miembros de la comunidad de New Brunswick fuera de la burbuja de Rutgers, y captó la atención de medios de comunicación nacionales.

“Ninguna persona debería tener que estudiar o trabajar con la amenaza de las redadas de inmigración en sus hombros,” se leía en los materiales de promoción del evento, que fue calificado como “pro-inmigrantes” y “anti-Trump.”

Carimer Andujar, fundador y presidente de UndocuRutgers dijo a la multitud reunida: “Estamos aquí sin documentos y sin miedo. Y estamos aquí para quedarnos.”

La campaña nacional llama a las universidades a que se declaren “santuarios” para los inmigrantes indocumentados, lo cual es un reflejo de las controversiales políticas denominadas “ciudad santuario” que han intentado prevenir que la policía local intervenga en actividades relacionadas con cumplimiento de la ley federal de inmigración.

Los participantes, y un puñado de detractores, se congregaron en Voorhees Hall algunos portaban carteles con una variedad de mensajes como: “Rechazo a la Islamofobia,” “Alto a las Deportaciones” y “Trump Inspira Crímenes de Odio.”

Alex Uemastu, estudiante de último año de Rutgers, habló sobre una petición para que Rutgers se declare Campus Santuario, en un esfuerzo por proteger a los miembros de la comunidad de la deportación por parte de la Agencia Federal de Inmigración y Aduanas (ICE).


El énfasis en temas de inmigración tiene mucho sentido dada la retórica de la campaña de Trump dirigida a los inmigrantes mexicanos, a quienes tildó en el primer discurso de su campaña como “violadores y criminales,” sosteniendo que algunos eran “buenas personas.”

Trump también ha señalado a los musulmanes, muchos de los cuales son inmigrantes, incluso sugiriendo que las personas de esa fe sean forzadas a registrarse con el gobierno y que sus lugares de culto deben ser puestos bajo vigilancia y enviando información falsa sobre el comportamiento de los residentes de New Jersey en respuesta a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.

“Observé cuando el World Trade Center se desplomó. Y vi en Jersey City, New Jersey, donde miles y miles de personas estaban aplaudiendo mientras el edificio caía,” declaró Trump. “Miles de personas estaban aplaudiendo.”

Ni siquiera su viejo amigo, el poco popular Gobernador de New Jersey, Chris Christie pudo corroborar esa extravagante historia.

La inusual colaboración de Trump con Christie es otra razón por la que el enfoque en temas de inmigración tiene sentido para los manifestantes.

Aunque ha señalado que es poco probable que deje su trabajo como gobernador, el nombre de Christie ha sonado como potencial candidato para dirigir el Departamento de Seguridad Nacional, la agencia que supervisa el ICE, en la administración de Trump.

Durante su propia campaña presidencial fallida, Christie comparó a los inmigrantes con paquetes de FedEx, sugiriendo que contrataría al líder de la compañía para implementar un sistema de rastreo para los inmigrantes.

“Necesitamos tener un sistema que te controle desde el momento en que entras al país hasta cuando tu tiempo se acabe,” Christie.

Otro candidato para el puesto en el Departamento de Seguridad Nacional es Kris Kobach, el Secretario de Estado en Kansas.

Durante una reciente reunión con el presidente electo Trump en su campo de golf en Bedminster, la primera página de los planes secretos de Kobach para los primeros 100 días del gobierno de Trump fue fotografiada por periodistas, ya que Kobach descuidadamente no hizo ningún esfuerzo por ocultarlos cuando salió de la reunión.

Entre los planes en el documento de Kobach estaban deportar un “número récord de extranjeros criminales en el primer año,” trayendo de vuelta un controversial sistema de rastreo cerrado en 2005 conocido como NSEERS, y considerar a los miembros de pandillas como “extranjeros [aliens] criminales” incluso si no han sido acusados de ningún crimen.

New Jersey, y en particular el Condado de Middlesex, tiene grandes poblaciones de inmigrantes, tanto en sus ciudades como en zonas suburbanas.

Tras haber ganado el cargo más alto de la nación en una sorprendente victoria, Trump ha reafirmado su promesa de deportar a millones de inmigrantes del país, lo que ha llevado a muchos Alcaldes locales a anunciar su oposición y expresar su deseo de proteger a los inmigrantes.

También amenazó con reprimir a las ciudades que se nieguen a trabajar con el ICE, a veces denominadas “ciudades santuario,” reteniendo fondos federales.

Como informamos en enero, ICE invadió una casa en New Brunswick y capturó a un joven que no había sido acusado de ningún delito. Los agentes de ICE derribaron la puerta y el joven todavía permanece bajo custodia federal casi un año después.

El alcalde de New Brunswick, James Cahill, dijo que “no tiene intención de poner fin [a la práctica de la ciudad de acoger y aceptar a todos los residentes], independientemente de cualquier cambio en el clima político,” según un artículo publicado en Home News Tribune.

Wilda Díaz, la alcaldesa de Perth Amboy y presidenta de la Asociación de Alcaldes Urbanos de NJ, expresó sentimientos similares en una conferencia de prensa a la que convocó para asegurar a los inmigrantes que la ciudad los respalda.

“Es mi deber hacer todo lo posible para proteger a nuestros residentes indocumentados – esas familias trabajadoras cuyos hijos están estudiando y buscando una vida mejor en los Estados Unidos de América,” dijo Díaz.

Mientras tanto, los manifestantes en New Brunswick han llamado la atención al polémico presidente de Rutgers University por no tomar una posición lo suficientemente sólida.

Los líderes de la protesta del 16 de noviembre criticaron al presidente Robert Barchi por no declarar a Rutgers como un “campus santuario” y por no haber aparecido en la demostración.

La noche antes de la protesta, sin embargo, Barchi envió un correo electrónico a la comunidad universitaria aclarando las políticas de la institución y tratando de calmar las preocupaciones de los organizadores de la protesta:

Protegeremos la confidencialidad de los estudiantes y no compartiremos información privada a menos que sea requerido por la ley o una orden judicial. Esperamos que todas las personas asociadas con la Universidad también protejan la privacidad y la confidencialidad de los estudiantes.

La policía de Rutgers no investiga ni registra el estatus migratorio de estudiantes u otras personas a menos que se haya cometido un delito grave.

Rutgers University no utiliza E-verify para ningún propósito que no sea el de cumplir con la antigua ley federal de elegibilidad de empleo. El estatus migratorio no es un factor en las decisiones de vivienda estudiantil.
Por último, deben estar conscientes de que la política de Inmigración y Aduanas de los Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) identifica a universidades como Rutgers como “lugares sensibles,” lugares donde, normalmente, las acciones de aplicación de la ley no deberían ocurrir a menos que existan circunstancias extraordinarias.

Pero eso no logró satisfacer al movimiento nacional, que están presionando para que las instituciones educativas dejen de trabajar junto con el ICE definitivamente.

“Barchi, el presidente de esta Universidad, envió un par de correos electrónicos. Ni siquiera mencionó las palabras ‘campus santuario’ o ‘estudiantes indocumentados,’” dijo Uemastu.

Cuando Uemastu habló de que el alumnado se unificaba para hacer de Rutgers un campus santuario, dijo: “Especialmente por nuestros estudiantes indocumentados que tienen que enfrentar la amenaza de deportación todos los días.”

Cerca de una docena de partidarios del presidente electo Donald Trump aparecieron para protestar por la marcha, y algunos incluso caminaron junto con el grupo cuando salieron a las calles.

La marcha liderada por Uemastu, Andujar, y muchos otros comenzó por College Avenue donde la gente cantaba, “Hey hey, ho ho, Donald Trump has to go.”

New Brunswick y la policía de Rutgers vigilaron la seguridad de los manifestantes haciendo que los patrulleros despejen las calles y redirijan el tráfico durante el desarrollo de la marcha.

La marcha bajó hacia George Street hasta llegar a Douglass Campus y terminó en Antilles Field. Allí la multitud se reunió y todos encendieron las luces de su celular para mostrar a los helicópteros de noticias cuántas personas estaban ahí.

La marcha fue extensamente cubierta por muchos medios de comunicación locales, así como por el canal de noticias por cable CNN.

“Nos aseguraremos de que la gente aquí sepa que los inmigrantes mantienen este país, que nosotros hacemos América,” dijo Miriam Zamudio, una estudiante de tercer año de Rutgers que se especializa en salud pública.

La reunión llegó a su fin con una multitud entusiasta mientras Uesmatu proclamaba: “El país nos escuchó.”

Pero no fue la primera protesta enfocada en temas de inmigración. De hecho, una protesta denominada como “Marcha por la Justicia #IAmAnImmigrant” se llevó a cabo el 1 de noviembre, una semana completa antes de la elección de Trump.

Ese día, aproximadamente 200 miembros de la comunidad, en su mayoría estudiantes y profesores que se unieron en solidaridad por la protesta, marcharon por el centro de la ciudad.

Esa manifestación no fue una protesta anti-Trump, pero eso no impidió que un pequeño grupo de partidarios de Trump agrediera al grupo mucho más grande de manifestantes.

El evento fue catalogado como una marcha pro-inmigrante y fue organizado por el Centro de Artes y Cultura Latina también conocido como CLAC, y UndocuRutgers.

Los letreros decían: “Orgullosos de ser Inmigrantes,” “El Pueblo Unido Jamás Será Vencido,” “Las Familias no Tienen Fronteras,” y expresaron el sentir de los inmigrantes y estudiantes indocumentados de Rutgers University.

Esta marcha se produjo en parte como respuesta a un incidente ocurrido en octubre, en el que se escribió con tiza frases anti-inmigrantes como “Viva la Deportación” y ” Deport force coming,” junto con el slogan de la campaña de Trump, “Make America Great Again” en las calles de College Avenue y en Livingston Campus de Rutgers en Piscataway.

Aunque el Canciller de Rutgers University, Richard Edwards, condenó las demostraciones anti-inmigrantes, también señaló que bajo la libertad de expresión, los estudiantes tienen ciertos derechos para expresarse.

En una declaración, Edwards dijo: “Por un lado, tenemos libertad de expresión y nuestra Universidad promueve eso… pero solo porque tienes derecho a decir algo no significa que es correcto decirlo.”

Andujar organizó la marcha del 1 de noviembre para oponerse al sentimiento cada vez más negativo hacia los inmigrantes que ha sido provocado por la campaña política de Donald Trump.

“La razón por la que decidimos organizar una marcha y un mitin es oponernos en algo a ese sentimiento anti-inmigrante que se ha extendido durante las elecciones.”

El ambicioso activista y estudiante de Rutgers explicó que el mitin energizó a los estudiantes inmigrantes que estaban sintiéndose intimidados por la retórica de odio percibida.

“Hubo muchos estudiantes que son inmigrantes o cuyos padres son inmigrantes y que fueron lastimados por la retórica anti-inmigrante y nos reunimos aquí y este es un lugar seguro.”

Andujar cree que el discurso debería contar con la aprobación de la Administración antes de que quede escrito, y que el discurso no constructivo no tenga lugar en el campus.

La marcha #IAmAnImmigrant terminó en una disputa verbal, ya que alrededor de 10 partidarios de Trump siguieron a los manifestantes pacíficos con banderas estadounidenses y carteles de Trump/Pence.

El director estudiantil dijo que hubo alguna falta de comunicación. Los seguidores de Trump tuvieron la impresión de que se trataba de una manifestación anti-Trump y empezaron a gritar a los manifestantes.

Un estudiante de Rutgers y manifestante pro-Trump explicó que él estaba allí para protestar contra Clinton y las, según él, políticas fallidas que ella representa, incluyendo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) y la Propuesta de la Asociación Transpacífica (TPP).

“Como organizador, estaba muy preocupado de que se produjera un altercado, pero no fue nada. Luego de marcha hubo algunas discusiones, pero no hubo contacto físico por lo que todo resultó muy bien,” dijo el director estudiantil de CLAC.

Luego, el 8 de noviembre, el mismo día en que Donald Trump ganó la elección, un grupo de estudiantes de Rutgers se reunió para apoyar la lucha contra el oleoducto en Dakota del Norte.

La preocupante victoria de Trump provocó otra protesta, y una contra-protesta más pequeña, el viernes 11 de noviembre en Brower Commons.

Durante el fin de semana siguiente, dos organizaciones comunitarias también planearon una reunión de planificación y estrategia en las instalaciones de una iglesia en College Avenue para discutir la mejor manera en que la comunidad de inmigrantes seguirá adelante.

Aunque para algunos esto puede parecer un mundo nuevo, especialmente para los jóvenes estudiantes de Rutgers, para los inmigrantes y activistas esta lucha se remonta hace mucho tiempo atrás.

Los defensores de la causa no han considerado al presidente saliente Barack Obama como un aliado, con frecuencia lo han criticado por las tácticas de ICE, el uso de prisiones privadas para detener a inmigrantes indocumentados y los más de dos millones de deportaciones que han ejecutado durante su gobierno.

* Traducido por: Silvana Escobar